viernes, 25 de septiembre de 2009

Mi México (un sueño)

Hoy al despertar traté de recordar mi sueño. Costumbre que tengo desde hace mucho, si pienso en un sueño tan pronto despierto es más posible que se me quede grabado.
Estoy en palacio nacional turisteando, veo los murales, como soy medio metichón no hay puerta que no trate de abrir. En el segundo piso me introduzco en un despacho que me llama la atención por el lujo elegante de su decoración, algunos muebles se ven antiguos, todos llevan cuero o son de madera, nada que ver con los escritorios de metal de las oficinas de gobierno. Al fondo veo una puerta con la parte superior de vidrio por la que se trasluce un figura pequeñita, apenas más alta que la parte de madera de la puerta, esta persona se encuentra muy ocupada en llenar las bolsas de su saco con algo que parecen fajos de billetes que toma de una mesa. Me asomo para ver mejor  y veo que este duende sólo aparenta ser humano porque cuando distingo su cara es idéntica a la de las garrapatas con aguijón y todo. Sobre la mesa yace destripada la república mexicana sangrando despacito un aceite negro y espeso, me parece muy poca sangre para el daño tan grave que le han hecho, mientras el chaparro sorbe con su aguijón como popote de la sangre de nuestra república, le va sacando fajos de billetes que se guarda en el saco, cuando no le caben más los empieza a poner en su cintura dentro de la camisa, total en cualquier lugar de su cuerpo. Mientras murmura cosas como "para mi, para mi grupo, para mi familia", cada nuevo fajo es más delgado, hasta que son de dos o tres billetes, mientras la república se va arrugando y ennegreciendo como si ardiera sin flamas.
El chaparrito de palacio toma de un portafolios lo que parece un boleto de avión y me mira a los ojos, la impresión me causa una nausea tan intensa que cuando el enano me empuja caigo al suelo y el me pisotea en su afan de salir rápido del despacho.